Ante el aumento considerable de accidentes mortales de tráfico producidos por sustancias psicoactivas, alcohol y medicamentos ha llevado a la Dirección General de Tráfico a tomar medidas al respecto, también para el 2019. Durante los últimos seis años, la cifra de usuarios que no asumen la responsabilidad de los efectos negativos y efectos secundarios que producen algunos medicamentos en la capacidad de conducción, además de la irresponsabilidad de la ingesta de drogas o alcohol, se ha visto incrementada. Por esta razón, el pasado mes de junio, la DGT puso en marcha, una campaña especial de intensificación de la vigilancia y concienciación sobre el riesgo de consumir alcohol y drogas durante la conducción.
Sin embargo, para reducir esta cifra de víctimas mortales, la DGT ha decido intensificar considerablemente los controles de drogas. Si bien, las pruebas de alcoholemia son mucho más comunes que los narcotest, este año la Guardia Civil prevé realizar un total de 150.000 controles para la detección de estas sustancias, realizando hasta 50.000 controles más que el año pasado. En 2018, las cifras manifestaron notablemente el aumento alarmante del consumo de estas drogas y otros estupefacientes por parte de los conductores. Concretamente, el 43% de los fallecidos en los accidentes de tráfico consumió cantidades de alcohol o algún tipo de droga ilegal y medicamentos. Por esta razón, la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil (ATGC) tiene como objetivo no solo reducir la tasa de mortalidad en las carreteras, sino retirar de la circulación a aquellos conductores que ponen en riesgo tanto su vida como la del resto de automovilistas.
En 2019, los controles se llevarán a cabo tanto en las carreteras como en los núcleos urbanos españoles. Los conductores que den positivo a las pruebas corren el riesgo de tener que hacer frente a una pena de prisión de entre 3 y 6 meses, además de una multa de hasta 1.000 euros y/o la obligatoriedad de realizar trabajos en beneficio de la comunidad. Del mismo modo, la Guardia Civil procederá a la sanción de 6 puntos del carné de conducir o su retirada, si se considera delito, durante un periodo de tiempo que puede oscilar entre 1 o 4 años.
Esta medida adoptada, que ayuda a rebajar las cifras mortales de las carreteras, se suma a una larga lista de modificaciones puestas en marcha en otros proyectos. Además, a partir de ahora, Tráfico empleará aliados tecnológicos para cumplir su objetivo, ya que utilizarán los drones para controlar la seguridad vial y, al mismo tiempo, con la implementación de los radares veloláser, los innovadores dispositivos indetectables de la DGT, los conductores que habitualmente traspasen los límites de velocidad, estarán más controlados.