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La seguridad de los motoristas ha evolucionado mucho a lo largo de los últimos años gracias sobre todo a los avances implementados en las propias motocicletas. Ayudas a la conducción como el control electrónico de aceleración, el control dinámico de tracción, el estabilizador de dirección o incluso el control de carril, han permitido dotar a las motos prácticamente de las mismas mejoras en materia de seguridad que equipan los coches. Sin embargo, hasta hace relativamente poco, la electrónica no había intervenido en el desarrollo de otros elementos como la ropa o los cascos, más allá de sencillos sistemas de audio e intercomunicadores.
Desde su invención, el casco sí ha cambiado mucho en cuanto a la calidad de los materiales utilizados para su fabricación, tanto para la calota como para los revestimientos y acolchados interiores. También se ha logrado mejorar el confort reduciendo el peso o mejorando los sistemas de ventilación, así como la eficacia en caso de colisión por su capacidad de absorber los impactos.
Pero la conectividad y las ayudas electrónicas se han mantenido alejadas de este elemento hasta hace bien poco. Ahora, los cascos inteligentes comienzan a irrumpir en el universo motero.
Gracias a la conexión, los cascos inteligentes integran funcionalidades básicas, como la navegación con GPS, convirtiéndose en un soporte de ayuda a la circulación del motorista. Otros dispositivos van más allá e integran cámaras: éstas se utilizan para indicar la ruta o bien para detectar posibles peligros, y avisar al conductor mediante luces led. También comienzan a incorporar otros elementos para aportar información más completa al conductor sobre su situación, como el giroscopio, el altímetro o el barómetro.
El Bluetooth es otra de las conectividades que se integran en los cascos inteligentes. Gracias a esta tecnología, se pueden desarrollar señales luminosas de dirección o configurar un sistema que alerte a los servicios de emergencia en caso de accidente.
Son soluciones y configuraciones creadas con el objetivo de aumentar la seguridad preventiva, es decir, incorporar la tecnología que ya tienen los coches en los cascos para los motoristas.
Estos avances no se quedan solo en los cascos para la moto, ya que se están desarrollando, por ejemplo, cofres inteligentes que integrarían tecnología antirroboo y un sistema de desinfección.
Las nuevas tecnologías abren las puertas a infinitas posibilidades en la que, siempre, la seguridad debe ser lo primero.
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© Imagen: Shutterstock.
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