La DGT, en consonancia con sus impactantes campañas para sacudir a la sociedad ante el aumento de muertes en carretera, continúa adoptando medidas. Tras el repunte de la siniestralidad del pasado 2017, el organismo independiente del Ministerio del Interior ha decidido añadir a su arsenal de radares, personal humano, cámaras y helicópteros un nuevo aliado tecnológico: los drones.
A priori, puede parecer algo futurista, pero si se tiene en cuenta la definición pura de este tipo de artefactos no parece tan descabellado su uso para la vigilancia: un dron es un vehículo aéreo no tripulado, también conocido como RPAS (Remotely Piloted Aircraft System). Está formado por el propio aparato, e integrado a un sistema de control. Por ese motivo se considera un sistema aéreo tripulado de forma remota por una persona. Tiene múltiples funcionalidades, y en este caso, además de vigilar el tráfico, tiene el potencial de ser el "perito tecnológico" del seguro, y revisar los vehículos en caso de accidente.
Al mismo tiempo, es un dispositivo que, gracias a su tamaño y versatilidad, será capaz de realizar aquellas labores de vigilancia que son más difíciles de llevar a cabo por la flota de helicópteros de la DGT. El Ministerio de Fomento, a través de un decreto recientemente firmado, permitirá que los drones detecten las infracciones a vista de pájaro.
Está previsto que esta medida entre en funcionamiento el próximo año, complementando la labor de los helicópteros Pegasus, que también verán renovados sus componentes. En una primera fase se prevé utilizar estos drones en carreteras interurbanas, dado su límite de autonomía y distancia operativa de control remoto. Por ahora ya se han adquirido cinco dispositivos cuyo radio de acción ronda los 500 metros, pudiendo funcionar a 120 metros de altura y 2 horas de autonomía de vuelo.
Igualmente, gracias a su movilidad estos dispositivos podrán controlar el flujo de tráfico durante eventos de gran magnitud o grandes desplazamientos celebrados durante las festividades y los meses estivales. Además de un coste de explotación muy inferior a la de los helicópteros, son capaces de funcionar en condiciones meteorológicas adversas y fácilmente transportables. Países vecinos como Francia ya han comenzado a utilizarlos, obteniendo resultados satisfactorios.
Su funcionamiento es sencillo, puesto que será el piloto del propio dron el que vigile y denuncie las transgresiones de las leyes que detecte. Las infracciones que podrá denunciar pueden ser desde superar la velocidad permitida, no llevar el cinturón de seguridad puesto, usar el teléfono durante la conducción hasta por no respetar las señalizaciones.
Además de la iniciativa que arranca la DGT son muchas las iniciativas que empiezan a incluir a los drones dentro de la logística. Los ejemplos más claros se ven en Uber, que presentaba un nuevo servicio de aviación urbana: UberAir, hace unos meses, o las pruebas que realiza Amazon para facilitar la distribución de sus productos.