El 70% del parque automovilístico español pernocta en la calle. ¿Cómo podemos prevenir que se produzcan daños?
Las inclemencias del tiempo, los contrastes de temperatura, el sol o los excrementos de las aves son algunos de los factores que pueden dañar tu coche. Sin embrago, hay algunas rutinas que mitigan en parte esos riesgos y alargan la vida del vehículo.
Cada época del año tiene su manera de agredir a un automóvil estacionado en la calle. El invierno con el frío, las heladas o la lluvia. Las bajas temperaturas afectan a distintos elementos del vehículo, como las gomas de los neumáticos y de los limpiaparabrisas, los burletes de las puertas, manguitos y juntas del motor, baterías… También a los líquidos, aceites, grasas y demás lubricantes, modificando su estado y alterando su efectividad. Por eso es importante mantener unos minutos el coche al ralentí cuando las temperaturas son muy bajas, para así dar tiempo a que toda la mecánica alcance el calor suficiente para su correcto funcionamiento y no se produzcan averías.
El verano también entraña sus peligros con las altas temperaturas y los rayos del sol incidiendo directamente en la carrocería y en el interior a través de los cristales. O las granizadas, cada vez más intensas y frecuentes, que pueden provocar diminutas abolladuras por toda la chapa e incluso romper o debilitar los cristales. O la calima, que además de poner el coche perdido se infiltra por todos los recovecos y puede llegar al motor, conductos de ventilación, filtros, etc. El polen, las hojas de los árboles y el polvo de la calle también se cuelan por todas partes y es necesario retirarlo del motor para evitar daños mayores. Lavar el coche adecuadamente y con asiduidad es una manera de conservarlo más tiempo en perfecto estado.
Según dónde se reside, la lista de factores relacionados con el clima puede cambiar. En zonas de costa, por ejemplo, la humedad y el salitre harán que las carrocerías y chasis de los coches sufran una corrosión mayor que en una zona seca.
Dejar distancia suficiente al resto de vehículos estacionados y no dificultar el giro en las esquinas evitará raspones y abolladuras accidentales.
Otros factores que deterioran los vehículos, independientemente de la climatología, son los excrementos de las aves, muy corrosivos para la pintura, las rozaduras de otros vehículos y transeúntes y hasta la orina de los perros en las ruedas, que con el tiempo también son perjudiciales para los neumáticos y las llantas.
Por todo esto, lo aconsejable si aparcas en ciudad es buscar un lugar lo más protegido posible del sol, las heladas y la lluvia, evitando en lo posible las zonas arboladas para esquivar los excrementos de pájaros y las hojas. Dejar distancia suficiente al resto de vehículos estacionados y no dificultar el giro en las esquinas también evitará raspones y abolladuras accidentales. Que no quede en áreas demasiado aisladas durante demasiado tiempo te ahorrará sorpresas desagradables de vandalismo y, por supuesto, no dejes objetos de valor a la vista.
Otras prácticas recomendables son los reflectores en el parabrisas para evitar que los rayos del sol deterioren el salpicadero y las tapicerías; utilizar periódicamente ceras protectoras para la carrocería; no dejarlo largos periodos sin arrancar, moverlo de sitio, mantenerlo limpio y, si no lo vas a usar durante algún tiempo, cubrirlo con una funda.
Blog ÓN
Comité de contenidos