¿Qué son los radares en cascada y cómo funcionan?

Según datos recientes, España es de los países europeos con menos radares, con un total de 2.640 dispositivos sumando los fijos (1.877), de semáforo (391), los de vigilancia para el uso del cinturón de seguridad y el teléfono móvil (213) y los de tramo (159). Esto supone una media de 3 radares por cada mil kilómetros de carretera. Sin embargo, la DGT tiene prevista la compra de 270 nuevos cinemómetros, tanto de velocidad instantánea como de tramo. Un incremento de un 10% para los próximos 3 años y medio con una inversión de 14,49 millones de euros.

Además, se van a incorporar un número no determinado de nuevos drones de tráfico y, según declaraciones del director general de Tráfico, Pere Navarro, se pondrá especial atención a la circulación en carreteras convencionales y se priorizarán los radares de tramo frente a los de punto.

Aunque la siniestralidad ha descendido considerablemente en nuestro país desde el año 2000, el número de fallecidos en accidentes de tráfico parece haberse estancado los últimos 9 años, con oscilaciones poco significativas de año en año. Por eso, además de los esfuerzos de inversión en dispositivos de vigilancia mencionados más arriba, la Dirección General de Tráfico ha puesto en marcha diferentes estrategias orientadas a terminar con los excesos de velocidad, una de las principales causas de accidente.

Una de esas estrategias consiste en la utilización de los llamados radares en cascada. Se trata de un sistema aún poco conocido por los conductores y que está diseñado para evitar la peligrosa costumbre de levantar el pie del acelerador cuando nos aproximamos a un radar fijo y volver a acelerar una vez superado este dispositivo de medición. Con los radares en cascada, unos metros después de pasar por un radar fijo, cuya ubicación es pública y además suele estar anunciada en la propia vía con suficiente antelación, se coloca otro radar, esta vez móvil, bien en un trípode o en el interior de un vehículo camuflado.

Existe una variante de los radares en cascada conocida como radares “antifrenazo”. En este caso, el radar móvil se posiciona unos metros antes del fijo, con objeto de detectar a aquellos infractores que circulan a una velocidad por encima de la permitida y la reducen bruscamente justo antes de llegar al radar fijo. Se sabe que estas técnicas fueron utilizadas de manera experimental por la Policía Foral de Navarra en 2020 y que son perfectamente legales, puesto que no existe ninguna obligación de informar a los ciudadanos de la ubicación de los radares según rezan el Real Decreto 596/1999 y la Ley Orgánica 4/1997.

Tanto los radares en cascada como los “antifrenazo” son especialmente eficaces, puesto que no existe una distancia oficialmente establecida entre el dispositivo fijo y el móvil y éstos pueden estar separados unas decenas de metros o incluso varios kilómetros. Esto hace que los conductores nunca sepan si su velocidad está siendo monitorizada antes o después de un radar fijo y a qué distancia.

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