Al volante, un pequeño lapso de tiempo puede ser crucial para la seguridad. La menor distracción o un episodio de fatiga pueden desembocar en un accidente. Por suerte, la tecnología aplicada a la seguridad vial ya es capaz de reducir al mínimo estos riesgos.
Para hacernos una idea, en un segundo recorremos 33 metros a 120 km/h. A esa velocidad, un segundo es el tiempo necesario para desplazarnos desde el morro a la cola de un Boeing 737. Un parpadeo largo en el que no se presta atención a la carretera y en el que pueden ocurrir muchas cosas. Al peligro de apartar la mirada de la carretera se suma la pérdida de reflejos de un conductor cansado: la capacidad de reacción disminuye y el riesgo de realizar una maniobra brusca involuntaria al reaccionar se multiplica.
Los sistemas avanzados de ayuda a la conducción (ADAS) incluyen la alerta por somnolencia o el sistema de detección de fatiga entre sus avances más sofisticados. De hecho, este es ya un equipamiento obligatorio para automóviles fabricados a partir del 1 de julio de 2022.
Pero la tecnología de estas ayudas está en permanente evolución. Una de las últimas novedades la ha presentado Volkswagen, que ha incluido dentro del paquete IQ.Drive su herramienta Emergency Assist. Su funcionamiento consiste en una monitorización constante del conductor a través de la actividad del volante. El sistema es capaz de detectar si el control del vehículo se ha desatendido y, si es así, emite una serie de alertas para prevenir al conductor. Si éste no atiende a los avisos, se activa el mantenimiento de carril y un modo de conducción autónoma que localiza un lugar seguro para detenerse, generalmente en el arcén. También se señalizan esas maniobras y se encienden las luces de emergencia, así como el freno de estacionamiento y, en última instancia, la llamada de emergencia en caso de que el usuario no reaccione a lo largo de todo el proceso.
A diferencia de otros asistentes de fatiga, la propuesta de la firma alemana va más allá, puesto que el sistema toma el control del vehículo si el conductor no responde a los avisos. Esa es la gran diferencia, junto a las señales visuales que se activan para que el resto de conductores sean conscientes del peligro y la llamada automática a los servicios de emergencia. Esto es especialmente importante por si la falta de control en la conducción se debiera a un desvanecimiento provocado por alguna dolencia grave y no a un episodio de fatiga o somnolencia.
En definitiva, este sistema es una versión evolucionada del control de fatiga, que actúa coordinadamente con el asistente de mantenimiento de carril. Un avance más para seguir garantizando la seguridad vial en las carreteras.
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