La impresión 3D se ha convertido en una de las tecnologías más empleadas en el entorno sanitario, sobre todo con el impacto del COVID-19 que ha generado un grave problema de desabastecimiento de material médico. Desde el pasado 12 de marzo, el movimiento solidario Coronavirus Makers ha empleado esta ciencia para imprimir el equipo de protección básico que ayude a hacer frente a la pandemia del siglo XXI.
Durante esta crisis sanitaria, hemos sido testigos de la importancia de las medidas y equipos de protección para evitar que los profesionales y personas más expuestas pudiesen verse infectados. La escasez de los equipos de protección individual (EPIS), ha provocado que el virus se extendiera sin control durante semanas y que prácticamente todos los países del mundo hayan tenido que parar su actividad para poder contenerla.
Desde que comenzase el estado de alarma en Italia, varios sanitarios se pusieron en contacto con numerosos grupos de ingenieros, desarrolladores e informáticos para que les ayudaran a abastecer a la sanidad con EPIS ante la falta de este material.
En España, esta llamada a la acción no se hizo esperar. Un equipo de profesionales especializados en diferentes materias unió sus conocimientos y sus herramientas de manera voluntaria para poner freno a este gran problema. Conocidos como Coronavirus Makers, este movimiento solidario empleó la tecnología 3D al servicio de la sanidad para la creación de equipos de protección de todo tipo.
Inicialmente, intentaron crear respiradores sanitarios como el ‘opensource’ (con código libre y gratuito) para ponerlo al servicio de la sanidad pública española, pero identificaron que no era una labor efectiva centrarse solo en una línea de trabajo, puesto que podían ayudar en diferentes ámbitos en los que no dependiesen la aprobación de distintos protocolos de homologación.
Tras este análisis, diversificaron su producción en diferentes campos y de desarrollo de I+D, para empezar a reproducir materiales de protección como viseras, mascarillas o buzos a través de tecnología 3D. Posteriormente, se adentraron en el ámbito textil para crear mascarillas textiles o batas. Un esfuerzo que, hasta la fecha, ha conseguido entregar más de 420.000 pantallas protectoras, cerca de 100.000 mascarillas textiles, 200.000 batas y buzos en distintos puntos geográficos de toda España.
No obstante, este proyecto ha encontrado adversidades relacionadas con la homologación, lo que ha provocado que el material impreso con tecnología 3D sea inservible en el uso sanitario, pero no para el personal que desarrolla su labor en las residencias de la tercera edad, cuerpos y fuerzas de seguridad del estado y trabajadores de cara al público.
Coronavirus Makers continúa trabajando para preservar la salud pública y tiene intención de seguir haciéndolo una vez se estabilice la pandemia en España. Su próximo objetivo reside en ayudar a aquellos países que no dispongan de EPIS suficientes y necesiten abastecerse de ellos durante una crisis que aún no tiene fecha fin. Esta iniciativa tecnológica se ha convertido en uno de los proyectos solidarios, junto con el de la startup Slightly Robot, que hoy en día trabajan en aras de la sanidad pública