Esta IA es capaz de comprender el lenguaje humano tal y como se habla y se escribe, y devolverlo perfectamente redactado y en tiempo récord.
La Inteligencia Artificial vuelve a estar de máxima actualidad y esta vez es por el GPT-3 (Generative Pretrained Transformer 3), un modelo de IA de procesamiento de lenguaje de última generación que, desde que OpenAI lanzara la innovadora herramienta en noviembre de 2022, se ha hecho viral y está revolucionándolo todo.
El chatbot es capaz de generar textos similares a los de los humanos y tiene una amplia gama de aplicaciones, que incluyen traducción de idiomas, modelado de idiomas y generación de texto para aplicaciones como chatbots. Es uno de los modelos de IA de procesamiento de lenguaje más grandes y poderosos hasta la fecha, con 175 mil millones de parámetros.
Y, hasta ahora, su uso más común es crear ChatGPT, un chatbot de gran capacidad. GPT-3 es capaz de brindarle al usuario y con una IA entrenada, una amplia gama de indicaciones redactadas. Pueden ser preguntas, solicitudes de un escrito sobre un tema de su elección o una gran cantidad de otras solicitudes redactadas. En definitiva, es un programa capaz de comprender el lenguaje humano tal como se habla y escribe, y redactarlo correctamente.
El modelo GPT-3 está, eso sí, restringido al lenguaje; es decir, no está capacitado para producir video, sonido o imágenes como su hermano, el generador de imágenes de IA Dall-E 2, o como Make-A-Video, pero su comprensión de la palabra hablada y escrita es profunda. Y esta cualidad tan innovadora le permite desde escribir poemas románticos hasta textos cómicos pasando por explicar la mecánica cuántica en términos simples o escribir artículos y trabajos de investigación completos. Y, sobre todo, y más que obtener una buena calidad de escritura, su mayor poder radica en su velocidad y comprensión de asuntos complicados. De este modo, lo que a un humano le puede llevar horas y horas de investigación, comprensión y redacción, el ChatGPT lo realiza en segundos.
El mayor poder de ChatGPT radica en su comprensión de asuntos complicados y su velocidad de respuesta.
La herramienta tiene sus limitaciones y, al menos de momento, su software puede confundirse fácilmente si lo que se le pide es demasiado complicado o demasiado especializado. Tampoco está preparado para tratar con conceptos que son demasiado recientes; así, por ejemplo, eventos mundiales ocurridos en los últimos meses se enfrentarán con un conocimiento limitado y el modelo puede producir información falsa o confusa.
Afortunadamente, OpenAI es muy consciente de que Internet puede hacer que la IA produzca contenido oscuro, dañino o sesgado; por eso, ChatGPT evitará que se hagan preguntas inapropiadas o que se pida ayuda con solicitudes peligrosas. Y también ha reconocido en su propia web, que “ChatGPT a veces escribe respuestas que suenan plausibles pero incorrectas o sin sentido”.
Para que ChatGPT funcione, se introdujeron en el sistema 300 mil millones de palabras: 570 GB de datos obtenidos de libros, textos web, artículos de Wikipedia y otros escritos digitales. A partir de toda esa información, el chatbot recibe la solicitud, pregunta o indicación, y puede generar rápidamente un texto de respuesta.
Esta inteligencia artificial funciona con probabilidad, adivinando cuál debería ser la siguiente frase en una oración. Algo que es posible gracias a un entrenamiento previo. Por ejemplo, si no respondía bien a la pregunta: “¿De qué color es la madera de un árbol?”, el equipo ingresaba la respuesta correcta para ayudar a la IA a desarrollar su conocimiento. Después, sus respuestas se fueron clasificando de mejor a peor, para entrenar al modelo en comparaciones. Lo que distingue a esta tecnología de otras es que continúa aprendiendo mientras adivina cuál debería ser la siguiente palabra, mejorando constantemente su comprensión de las indicaciones y preguntas para convertirse en su mejor versión.
La ciencia avanza, la IA no tiene límites y está en nosotros ponérselos. Para evitar los plagios, por ejemplo, un estudiante ha creado una aplicación que detecta si ChatGPT ha escrito el ensayo. Y la misma Open AI está introduciendo su propio sistema para combatir el plagio al facilitar la identificación y marcar con agua la salida del bot.
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