Desde hace meses, la división de robótica de Tesla ha sido el centro de atención entre los medios internacionales especializados en últimas tecnologías. De todos es bien conocida la habilidad de Elon Musk, fundador y director ejecutivo de Tesla, para estar en el centro de todas las miradas, pero, últimamente, ese protagonismo está más que justificado. Hablamos de un prototipo de robot humanoide marca de la casa que inició su desarrollo en 2021 bajo el nombre de Bot y que, un año más tarde, relanzaron rebautizado como Tesla Optimus.
Las habilidades de este robot se han ido afinando con el paso de los meses y las primeras versiones, que mostraban movimientos torpes y descontrolados, poco tienen que ver con las unidades más recientes, capaces de levantar peso, transportar objetos o memorizar el entorno para moverse con cierta naturalidad. Estos avances son fruto de la apuesta de la compañía estadounidense por esta línea de negocio. De hecho, en el vídeo oficial presentado por el mediático CEO de Tesla en la última reunión anual de inversores, se pueden ver varias unidades del Tesla Optimus moviéndose libremente por una planta de ensamblaje con modelos del Tesla Cybertruck de fondo. Según estimaciones del propio Musk, la demanda de este robot podría superar holgadamente la de cualquier coche eléctrico, alcanzando entre 10 y 20 millones de unidades en todo el mundo.
Además de ayudar en las cadenas de montaje de las fábricas realizando tareas por el momento sencillas, las funciones del Tesla Optimus pueden también orientarse al ámbito comercial. Así se puso de manifiesto durante los primeros días del pasado mes de julio en una de las tiendas que la marca tiene en Nueva York, donde el humanoide demostró su capacidad de interactuar con posibles clientes. Simultáneamente, ya pueden verse algunos de estos robots en concesionarios de Tesla en China para atraer visitantes y recibirlos a las puertas del establecimiento. El auge de las aplicaciones de lenguaje natural basadas en la Inteligencia Artificial puede ser determinante para que las capacidades comerciales de los robots sean una realidad muy pronto.
Por otro lado, también se está avanzando muy deprisa en la posibilidad de combinar el universo virtual de la IA con el físico de la robótica para que, a través del “deep learning” o aprendizaje profundo, los robots sean capaces de desenvolverse en el mundo real con total autonomía, sin la necesidad de programar cada uno de sus movimientos. Ésta es la gran baza de empresas como Tesla cuando apuestan por la robótica. Prueba de ello es la proliferación de grandes compañías especializadas en el sector que, ya desde finales del siglo XX, confían plenamente en un mercado con un potencial inagotable.
Algunas de estas empresas son iRobot, centrada desde 1990 en los dispositivos diseñados para desempeñar tareas domésticas; Grey Orange, que fabrica sistemas robóticos avanzados para logística y automatización de almacenes; Rethink Robotics, expertos en robots colaborativos o Vex Robotics, que crea herramientas capaces de resolver problemas dentro del sistema de aprendizaje STEM (por sus siglas en inglés de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas).
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