Autor Blog Mutuactivos
Formación financiera

La profunda crisis de Boeing

Por Mutuactivos

  • 17 julio, 2024
  • Autor Blog Mutuactivos
    Formación financiera

    La profunda crisis de Boeing

    Por Mutuactivos

    • 17 julio, 2024

    La empresa de aviación Boeing no está pasando por su mejor momento. Todo comenzó en 2018 y 2019, cuando uno de sus aviones más nuevos, el 737 Max, sufrió dos trágicos accidentes. En la investigación se descubrieron diversos problemas debido a su política de reducción de costes. Pese a los accidentes, no cambió su cultura de seguridad y siguió ocultando problemas con piezas defectuosas y errores de montaje.

    Poco después, Boeing decidió externalizar gran parte de los procesos. Hoy en día la empresa norteamericana solo diseña los aviones y se encarga del montaje final. Por ejemplo, hasta 2005, Boeing tenía su propia planta de fuselajes, pero luego la vendió y pasó a depender de la empresa Spirit AeroSystems, un proveedor que se ha convertido en un operador clave en toda la cadena de producción de la compañía.

    Boeing libera millones de dólares que puede destinar al pago de dividendos o a recomprar acciones. En la última década la empresa destinó 65.000 millones de dólares a ambas materias.

    Esta decisión se basó en que la subcontratación es más barata y, además, reduce las necesidades de CAPEX de la empresa. En concreto, los recortes de inversión en I+D han hecho que el peso de esta se reduzca casi un 50% desde el año 2010. Y eso sin tener en cuenta la inflación. De esta forma, Boeing libera millones de dólares que puede destinar al pago de dividendos o a recomprar acciones. En la última década la empresa destinó 65.000 millones de dólares a ambas materias.

    El problema de este modelo es que el uso de tantos proveedores hace que Boeing tenga menos control sobre la producción de piezas y componentes, así como que sea mucho más fácil que los fallos se den a lo largo de la cadena de producción. Esto se suma a que la empresa presiona mucho a sus proveedores para que bajen los precios. Para ello, estos recortan costes bajando la inversión en supervisión, I+D y corrección de los problemas. Esta política de contención de gastos ha hecho que, debido a las multas, subsanación de los errores y cancelación de pedidos, Boeing no haya tenido beneficios desde 2018 y acumule pérdidas de unos 24.000 millones de dólares.

    En los dos accidentes fatales del Max, el problema fue que en la renovación del modelo 737, Boeing incorporó motores más grandes de lo que era estructuralmente conveniente. Así que cambió su ubicación y con ella los puntos de equilibrio del avión. El resultado es que la nariz de la aeronave a veces se inclinaba demasiado.

    Boeing. Artículo Si lo Hubiera Sabido- Blog MutuactivosHoy en día la empresa norteamericana solo diseña los aviones y se encarga del montaje final

    La compañía lo sabía y por eso corrigió el problema mediante software. Así, al utilizar el diseño de un avión existente y no tener que desarrollar uno nuevo, se ahorraba mucho dinero. El inconveniente es que el software dependía de un sensor que no era muy preciso y, además, los pilotos no recibieron información ni formación sobre este nuevo software, así que no tenían ni idea de cómo funcionaba exactamente.

    En aquel momento la FAA, la autoridad aérea de EE.UU., dejaba a los fabricantes de aviones “autocertificar” que sus aeronaves cumplían con las normas de seguridad. Pero acabó con dos accidentes en los que murieron cientos de personas. Por ello, la FAA dejó en tierra durante meses a los 737 Max y el Departamento de Justicia multó a Boeing con 2.500 millones de dólares. Por supuesto, sus pedidos cayeron y Airbus -su principal competidor- comenzó a vivir una era dorada. A esta situación, poco después, se sumó la pandemia.

    El resultado es que, actualmente, Boeing está entregando cada mes la mitad de los aviones que tenía previsto, lo que ha supuesto un importante boquete financiero. También tiene miles de pedidos pendientes debido a la creciente demanda de aviones y sigue siendo un importante contratista de defensa en un momento en el que el gasto militar está creciendo. En definitiva, el fabricante de aviones norteamericano tiene un reto muy complicado por delante. De ello hablamos en el nuevo capítulo de Si Lo Hubiera Sabido, el canal de información financiera de Mutuactivos, que puedes ver aquí. No te lo pierdas.

    El contenido del presente artículo tiene una finalidad meramente informativa. No es y no puede considerarse en ningún momento asesoramiento en materia de inversión, u opinión legal, no pretendiendo remplazar el asesoramiento necesario en esta materia y no constituyendo una oferta de venta o petición de una oferta de compra.

    Todas las opiniones y estimaciones facilitadas están elaboradas en base a fuentes consideradas como fiables. No obstante, Mutuactivos, SAU, SGIIC no puede garantizar que sean exactas o completas y no asume responsabilidad alguna por cualquier pérdida, directa o indirecta, que pudiera resultar del uso de las informaciones facilitadas en este artículo.

    MUTUACTIVOS, SAU, SGIIC, Sociedad gestora de instituciones de inversión colectiva registrada en la CNMV con el número 21. Domicilio social en Paseo de la Castellana, 33, 28046 Madrid.

La empresa de aviación Boeing no está pasando por su mejor momento. Todo comenzó en 2018 y 2019, cuando uno de sus aviones más nuevos, el 737 Max, sufrió dos trágicos accidentes. En la investigación se descubrieron diversos problemas debido a su política de reducción de costes. Pese a los accidentes, no cambió su cultura de seguridad y siguió ocultando problemas con piezas defectuosas y errores de montaje.

Poco después, Boeing decidió externalizar gran parte de los procesos. Hoy en día la empresa norteamericana solo diseña los aviones y se encarga del montaje final. Por ejemplo, hasta 2005, Boeing tenía su propia planta de fuselajes, pero luego la vendió y pasó a depender de la empresa Spirit AeroSystems, un proveedor que se ha convertido en un operador clave en toda la cadena de producción de la compañía.

Boeing libera millones de dólares que puede destinar al pago de dividendos o a recomprar acciones. En la última década la empresa destinó 65.000 millones de dólares a ambas materias.

Esta decisión se basó en que la subcontratación es más barata y, además, reduce las necesidades de CAPEX de la empresa. En concreto, los recortes de inversión en I+D han hecho que el peso de esta se reduzca casi un 50% desde el año 2010. Y eso sin tener en cuenta la inflación. De esta forma, Boeing libera millones de dólares que puede destinar al pago de dividendos o a recomprar acciones. En la última década la empresa destinó 65.000 millones de dólares a ambas materias.

El problema de este modelo es que el uso de tantos proveedores hace que Boeing tenga menos control sobre la producción de piezas y componentes, así como que sea mucho más fácil que los fallos se den a lo largo de la cadena de producción. Esto se suma a que la empresa presiona mucho a sus proveedores para que bajen los precios. Para ello, estos recortan costes bajando la inversión en supervisión, I+D y corrección de los problemas. Esta política de contención de gastos ha hecho que, debido a las multas, subsanación de los errores y cancelación de pedidos, Boeing no haya tenido beneficios desde 2018 y acumule pérdidas de unos 24.000 millones de dólares.

En los dos accidentes fatales del Max, el problema fue que en la renovación del modelo 737, Boeing incorporó motores más grandes de lo que era estructuralmente conveniente. Así que cambió su ubicación y con ella los puntos de equilibrio del avión. El resultado es que la nariz de la aeronave a veces se inclinaba demasiado.

Boeing. Artículo Si lo Hubiera Sabido- Blog MutuactivosHoy en día la empresa norteamericana solo diseña los aviones y se encarga del montaje final

La compañía lo sabía y por eso corrigió el problema mediante software. Así, al utilizar el diseño de un avión existente y no tener que desarrollar uno nuevo, se ahorraba mucho dinero. El inconveniente es que el software dependía de un sensor que no era muy preciso y, además, los pilotos no recibieron información ni formación sobre este nuevo software, así que no tenían ni idea de cómo funcionaba exactamente.

En aquel momento la FAA, la autoridad aérea de EE.UU., dejaba a los fabricantes de aviones “autocertificar” que sus aeronaves cumplían con las normas de seguridad. Pero acabó con dos accidentes en los que murieron cientos de personas. Por ello, la FAA dejó en tierra durante meses a los 737 Max y el Departamento de Justicia multó a Boeing con 2.500 millones de dólares. Por supuesto, sus pedidos cayeron y Airbus -su principal competidor- comenzó a vivir una era dorada. A esta situación, poco después, se sumó la pandemia.

El resultado es que, actualmente, Boeing está entregando cada mes la mitad de los aviones que tenía previsto, lo que ha supuesto un importante boquete financiero. También tiene miles de pedidos pendientes debido a la creciente demanda de aviones y sigue siendo un importante contratista de defensa en un momento en el que el gasto militar está creciendo. En definitiva, el fabricante de aviones norteamericano tiene un reto muy complicado por delante. De ello hablamos en el nuevo capítulo de Si Lo Hubiera Sabido, el canal de información financiera de Mutuactivos, que puedes ver aquí. No te lo pierdas.

El contenido del presente artículo tiene una finalidad meramente informativa. No es y no puede considerarse en ningún momento asesoramiento en materia de inversión, u opinión legal, no pretendiendo remplazar el asesoramiento necesario en esta materia y no constituyendo una oferta de venta o petición de una oferta de compra.

Todas las opiniones y estimaciones facilitadas están elaboradas en base a fuentes consideradas como fiables. No obstante, Mutuactivos, SAU, SGIIC no puede garantizar que sean exactas o completas y no asume responsabilidad alguna por cualquier pérdida, directa o indirecta, que pudiera resultar del uso de las informaciones facilitadas en este artículo.

MUTUACTIVOS, SAU, SGIIC, Sociedad gestora de instituciones de inversión colectiva registrada en la CNMV con el número 21. Domicilio social en Paseo de la Castellana, 33, 28046 Madrid.