Publicado por Mutuactivos | 29 de octubre de 2020
Los mercados se mantienen alerta ante las numerosas incertidumbres, sanitarias, económicas, políticas y sociales, abiertas en la actualidad. Entre otras, qué va a pasar con Reino Unido. En este país se mantienen las negociaciones comerciales a pesar de estar ya fuera de las fechas “previstas”.
Si no se llega a un pacto, Reino Unido no tendría acuerdo comercial con su mayor socio. Las propias estimaciones del gobierno apuntan a un impacto del 8% en el PIB a lo largo de 15 años. Numerosos son los sectores que podrían verse afectados.
En automoción, las nuevas tarifas podrían imponer aranceles del 10% a los coches y del 5% a los componentes del automóvil. Esta industria cuenta con 800.000 empleados en todo el país y supone un 14% de las exportaciones.
En el caso de la alimentación, los aranceles pueden llegar al 50% en productos como la carne de cordero y de vaca. Por el lado contrario, algunas fuentes hablan de una potencial inflación en el precio de la comida de hasta el 4%. La falta de acuerdo podría convertir algunos servicios en no comercializables en la UE hasta que UK cree leyes semejantes y estas se homologuen. Ejemplos concretos son la falta de una ley de protección de datos (y su efecto en la economía digital) y el mercado energético europeo, que podrían obligar a dejar de trabajar en la unión a camiones y aerolíneas de Reino Unido.
Alerta en el sector financiero
Las entidades financieras de Reino Unido perderían los derechos para pasaportear automáticamente sus bienes y servicios en la UE como si fuesen locales: venta de fondos, deuda, asesoramiento, seguros. Se calcula, por ejemplo, que 1,3 billones de activos ya se han movido de UK a la UE. Sin embargo, los activos financieros no son la parte principal del acuerdo comercial que se está discutiendo. Gran Bretaña ha permitido a las compañías financieras de la UE acceder a su mercado en los términos actuales durante 3 años, acuerdo que no ha sido igualado por la UE.
La falta de acuerdo podría convertir algunos servicios en no comercializables en la UE hasta que UK cree leyes semejantes y estas se homologuen.
En algunas áreas se ha puesto en marcha un método de equivalencia: si la ley de la otra área es muy similar, Bruselas puede admitir la prestación de servicios, pero de forma limitada y revocable con un preaviso de 30 días. Y en algunos casos la equivalencia se ha descartado: investment banking, trading, retail banking. Por tanto, las entidades tendrán que abrir sucursales en la UE y prestar los servicios desde ahí. Aparentemente, la estructura que permite que fondos de inversión domiciliados en Luxemburgo o Irlanda (por motivos fiscales) fuesen gestionados por delegación desde UK, va a ser descartada. Y hay 2,1 billones de libras de fondos gestionados así.
Hará falta algún tipo de frontera entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte para poder controlar lo que se mueva entre ambas partes, esté en el Mar de Irlanda, como se acordó con la UE en enero, o no. Si hay un acuerdo comercial, esto será relativamente fácil de gestionar. Si no, haría falta, no solo un control, sino tarifas aduaneras y un sistema mucho más intrusivo. Además, está pendiente ver si UK acaba aplicando el Internal Market Bill, que desafía lo acordado en el Acuerdo de Retirada y que provocaría una rotura de la legalidad internacional que minaría la credibilidad del país. Los obstáculos más importantes en estos momentos parecen ridículos. UK, y menos, el partido conservador, nunca han sido defensores de las ayudas públicas. ¿Por qué convertirlas ahora en el caballo de batalla? Y la pesca por parte de la UE en aguas de Reino Unido… no parece un tema como para dejar caer un potencial acuerdo.